En la cima de la loma de Pirineos, al sur de Sabinas, Coahuila, junto a la carretera 57, el inmigrante vasco Feliciano Iribarren Arres, afamado ganadero del septentrión, mandó construir un obelisco y colocar en un pedestal un busto del escocés Alexander Fleming, descubridor de la penicilina, en gratitud por tanta vida salvada (la historia prohibida, que siempre subyace en todas las anécdotas, cuenta que el que se salvó gracias a la penicilina fue el propio señor Iribarren).
Mauro Ibarra es un médico viejo y sabio, que consulta diariamente a pacientes de toda la región en su pequeño consultorio en la Villa de Agujita, no muy lejos de donde alguna vez estuvo el emporio del señor Iribarrén. Da consulta y consejos y desde que yo tengo memoria cura con bandas de esas que hoy los modernos llaman kinesiotape, masajes, medicamentos y, sobre todo, palabras; cuenta anécdotas y dicharachos mientras hace su trabajo, en el que se dice experto por ser lo único que hace y disfruta a la edad de sus años, en la que, según su dicho, ya no se le paran sino pacientes. Habla de humildad y de humanidad: «Las personas son maravillosas», dice en un momento de la consulta, «conozco a decenas por día y no he encontrado dos que sean iguales en casi 40 años de ejercicio»; y remata: «la miseria es oprobiosa, pero es más oprobioso no poder dar más. La gente me dice que por qué no me voy a Monterrey o al otro lado y yo les digo que allá nadie hace falta, en cambio aquí sirvo de algo y como quiera hasta los de allá vienen.», lo cual es verdad.
Del consultorio del doctor Ibarra, en la Villa de Agujita, decorado con imágenes de pinturas rupestres existentes en la zona, la gente sale repuesta de salud y reanimada del alma, con una sonrisa y una esperanza y con ganas de volver, aunque al médico uno procura no volver nunca; y más de uno, yo inclusive, sale con ganas de irse a la loma de Pirineos a ponerle también a Mauro, un obelisco.
Tan tán.
(Publicación actualizada con el favor de María del Pilar Alcalá Salinas)
Varias veces me detuve en ese lugar, un poco por descansar de manejar, pero tambien me intrigaba saber a quien se erigio ese obelisco,por mucho tiempo solo se veia que habia tenido una placa sin mayor inforrmacion solo el monumento blanco, recientemente le colocaron la placa de Alexander Fleming, yo sabia quien habia sido Fleming y su descubrimiento del uso de la penicilina, pero no encotraba ninguna relacion de ese lugar a la orilla de una carrretera de Coahuila con la penicilina. Gracias Eucario, tal vez en mi proxima vuelta a Zaragoza me detenga a buscar al Dr. Ibarra, saludos.
¡Saludos, paisano!