Dice el diccionario de la lengua española, que un badulaque es un hombre necio e inconsistente; un mamarracho es una figura defectuosa y ridícula, o adorno mal hecho o mal pintado, y que también se llama así a otras cosas imperfectas, ridículas y extravagantes, o a los hombres informales y no merecedores de respeto. Dice también que un farsante, es una persona finge lo que no siente o pretende pasar por lo que no es. Y por último, dice que un pendejo es un hombre tonto, estúpido; mientras que un pelele es un hombre simple e inútil.
Por su parte, Guillermo Colín Sánchez, en Así habla la delincuencia, dice que un achichincle es un empleado al servicio de otra persona a la que siempre acompaña o trata de conquistar; que un agachón es un sujeto que soporta indignidades sin darles importancia; y los diarios nacionales dicen que los diputados y senadores del llamado frente amplio progresista, continúan apostados en las tribunas de sus recintos de trabajo, cobrando por hacer sonseras y por no dejar trabajar a los demás, sacrificando su propia dignidad en la lucha contra un enemigo que no existe, como siervos de López Obrador.
¡Ah, perdón! No sé porqué me acordé de eso.
Como decía, un badulaque es un hombre necio, inconsistente; un mamarracho es una figura defectuosa y ridícula, o adorno mal hecho o mal pintado, y también se llama así a otras cosas imperfectas, ridículas y extravagantes, o a los hombres informales y no merecedores de respeto. Un farsante, es una persona finge lo que no siente o pretende pasar por lo que no es. Y por último, un pendejo es un hombre tonto, estúpido; y un pelele es un hombre simple e inútil.
Y no sé que sea un pelotudo de mierda, porque cuando me disponía a indagarlo, me acordé de los diputados y senadores del FAP.
¡Hasta luego!