Aquellos debieron ser gélidos días del hoy casi extinto invierno septentrional. Era la Coahuila de 1753. En algún lugar, se recordaba la fallida villa de San Ildefonso de Paz, fundada casi cien años antes (1674), en el Valle de las Ánimas y se discutía la forma de dar cumplimiento a la orden que diera el Virrey de la Nueva España, para efectuar una nueva incursión en aquel fértil valle. Había que fundar una nueva villa, ahora a la orilla del Río Escondido, a lo mucho un par de leguas al norte de la olvidada San Ildefonso.
El 1 de febrero de ese año, finalmente la orden quedó cumplida. El propio Gobernador de la Coahuila estuvo presente en el acto y con su manos elaboró en madera de encino la primera cruz evangelizadora colocada en el sitio. También ahí, dejó sembradas como semillas 26 familias traídas con la promesa de tierra y mejor vida, desde San Juan Bautista del Río Grande.
San Fernando de Austria Valle de las Ánimas. Ese fue el nombre que se dio a la villa recién fundada y fue por muchos años el primero y más bello nombre que la actual Zaragoza, Coahuila pudo tener. Un año después, en 1754, de San Fernando partió un nuevo intento para repoblar San Ildefonso, como la primera misión expresamente dedicada a la conversión de los apaches.
La suerte de San Ildefonso, sin embargo, siguió siendo la misma. Un año después, la misión fue quemada por los lipanes y ahí murió el último intento de un asentamiento público a la orilla del manantial de las Ánimas.
La fundación de San Fernando de Austria, en cambio, rindió frutos. Para 1792, San Fernando de Austria era ya señalada como capital de la provincia de Texas y tenía entonces casi 600 pobladores, entre mulatos, apaches, mestizos y españoles. La mayoría venían de Saltillo, otros del Nuevo Reino de León, otros de la villa de Reynosa, otros más de Santa María de las Parras. Otro grupo, el que se encargaba de las cosas públicas, venía directo de España e incluso algunos de la Villa de Nueva Orleáns. Los «indios» convertidos, en cambio, venían de Nuevo México.
Para San Fernando de Austria, la suerte ya estaba echada. Vendrían otras batallas y otras designaciones, pero al menos su población permanecería. Sus pasos en la historia, habían empezado.
y esa foto de donde es? es de alguna misión?
QUé interesante!
Me gusta más San Fernando que Zaragoza, tiene historia y hasta fonéticamente es más atractivo…
Mi abuelito Margarito vivió en El Álamo, cerca de San Fernando, allá por principios de 1920…
Qué chidos escritos
Gracias! La foto es de unas ruinas del lugar llamado
Patiños.San Saba