-¡Que viene el oso, que viene el oso!, gritaba una señora en Santa Catarina, hará unos cuatro días.
Y en efecto, llegaron los de Protección Civil y constataron que un oso negro había bajado del «lado pelón» del cerro de las Mitras.
Intentaron atraparlo, pero el oso sólo tomó agua y se fue.
-¡Que viene el oso, que viene el oso!, gritaron hoy los vecinos de Colinas de San Jerónimo, en Monterrey. Y otra vez, los de Protección Civil constataron que en la placita de Chopin, andaba el oso mentado. Y dijeron que era el mismo que se había visto en Santa. Y el mismo oso, de nueva cuenta tomó agua y se volvió a trepar al cerro de las Mitras.
Mañana, o pasado, si no llueve, el mismo oso andará por el lado de Cumbres, y quizás ahí, donde el cerro está más verde y húmedo, se quede y ya no salga por un buen rato. O quizás, siga caminando y pronto ande por las nuevas colonias Cumbres Elite, Cerradas de Cumbres, Paseo de Cumbres, en fin, Cumbres wannabe.
Pero esto es sólo un buen deseo. En verdad, yo esperaría que al pobre oso nunca nadie lo atrape, y siga viviendo ahí, «furtivamente» en el querido cerro. No me gustaría verlo en un zoológico, ni en una jaula. Antes, preferiría verlo adulto y un día saber que sus hijitos andan todavía rondando el cerro, bajando en tiempo de secas a la ciudad, sólo para tomar agua. Rondando el mismo cerro que veo desde el balcón todos los días, y cuyas faldas no urbanizadas de vez en cuando camino, imaginando que un día fueron el hogar del oso, del puma, del venado, del bisonte.
También desearía que aprendamos a respetar ese cerro. Aunque quizás, antes de que mi deseo se cumpla, la ciudad estará ya encima de él.
Por lo pronto aquí les dejo la foto del oso de las Mitras, tomada de El Norte. Con la esperanza de que no sea el último oso que ronde por el cerro y con un montón más de buenos y ambientalistas deseos.
Hasta luego!
Excelentes deseos para el oso, esperemos que nadie lo atrape ni lo enjaulen… el no se lo merece…