Cantan las cigarras un horrísono canto. Las lomas flacas enseñan sus costillas. El sol golpea sin clemencia la tierra. Los sombra de los nogales, ahora es caliente. Estoy en Coahuila.
Los cerros se limitan a ser viejos, ya no enverdecen. Al pie de la sierra, un incendio consume el bosque. El bosque es de incendios, ya no de encinos. Estoy en Nuevo León.
El maíz era tardío, pero la lluvia fue más. Un torbellino de polvo cruza el camino cual coyote rabioso. El color del invierno –color de venado-, se anticipó al estío. Estoy en Tamaulipas.
Estío es verano, dicen los poetas, pero este panorama ni a verano llega. -En verano de perdida llueve. Me dijo ayer un campesino.
De pronto, llega de lo lejos el ruido de la escuela “…que llueva, que llueva, la virgen de la cueva… que sí… que no….”
Y yo cierro los ojos… y digo Amén.