17 años duró la espera. Varias generaciones no lo conocían.
Pero hoy el Nazas, el río a cuyo margen creció la Laguna, vuelve a tener agua.
En la Laguna, los viejos con gratitud llaman al río “Padre Nazas”. Sería bueno que los jóvenes le empezaran a llamar abuelo. Y viéndolo así, se hicieran cargo de él y le dieran una limpiadita.
Y yo me voy, porque ahí viene el agua. Las fotos son de El Siglo. Y la galería completa está por acá.