Al punto de las 15:10 de ayer, el sonido de un rayo con su resplandor llamó mi atención hacia la ventana. En exacta sincronía, la grúa que construye un edificio cercano se detuvo y sonó una alarma y los albañiles empezaron a abandonar la construcción.
Enseguida empezó a caer el telón. Un telón de lluvia recia adornada con granizos que fue borrando poco a poco la vista de Monterrey.
Fue así como el verano terminó.
Tercera llamada, tercera. Se levanta el telón y el otoño llegó. Ni siquiera Vivaldi lo habría hecho mejor.
¡Aplausos, hasta mañana!
clap, clap, clap!
tienes razón, por acá el Otoño llegó entre vientarrones y un ligero frío que ya era muy necesario…
ventarrones? En mi pueblo se llaman aironazos!