Por mi raza hablará el Piporro

Una tarde en Monterrey

In Monterrey on agosto 6, 2009 at 11:00 pm

¿Por qué, Señor, no me hiciste  fotógrafo o poeta?

Si fuera fotógrafo, retrataría esta tarde que me regalas. Si fuera poeta, diría mil y un alegorías de lo que estoy viendo.

Pero no tengo el don de regalar la eternidad, ni tampoco el don de hablar con románticos simbolismos. Soy humano y mortal, escribidor simple de anécdotas y anecdotarios.

Voy por la avenida Constitución, en Monterrey. Tomo la calle de Zuazua. De pronto, tres modelos llaman mi atención. Dos son altas y esbeltas, hermosas de cara y cuerpo, como esas que salen en las revistas. La tercera tiene un plus: además de alta y esbelta, escultural, dirían los poetas, es también de piel negra.

Sigo manejando por la calle de Zuazua, tras esa distracción. Al son del danzón, bailan decenas de parejas bajo el edificio de la presidencia. Un globero, convoca a los niños cerca de la fuente de Neptuno. Algo raro hay en la tarde, que merece un poema.

Ahora vengo de regreso por la calle de Zaragoza. En el semáforo de espaldas de Palacio, me detengo y contemplo el cielo. Algo tiene la tarde que el cielo es más limpio. A mi izquierda se empieza a tornar azul nocturno. A la derecha, es amarillo vainilla. Algo tiene la tarde que es más tarde. Al fondo, veo la loma larga. Y más al fondo, la Sierra Madre. Más verde y oscura que otras tardes. Como recién llovida.

Como no soy poeta, me limito a decir “Es bonito Monterrey. Naturalmente bonito. O sea, que es bonito por naturaleza. No sé cómo explicarlo. Digamos que tiene una ubicación geográfica y natural privilegiada”

Cuando creí que todo había terminado, seguí manejando hacia Calzada del Valle. Por Río Mississipi fui caminando hasta Río Tamazunchale y luego de regreso. El viento sopla suave, oscurece cada vez más. “Es cuanto, Señor”, pienso. Subo de nuevo al coche.

Ahora voy por Morones Prieto y las sorpresas siguen. Tras del Cerro de la Silla, se asoma la luna. Llena y tímida. Presuntuosa, imponente. Luna a la que escriben los poetas y que yo disfruto como mortal simple.

Algo tiene esta tarde que es única. Quisiera, Señor, ser fotógrafo o poeta. Si fuera fotógrafo, le regalaría a esta tarde la eternidad que merece. Si fuera poeta, diría de esta tarde cosas bellas.

Pero no soy lo uno ni lo otro, Señor. Por eso sólo digo «gracias, Dios. Eres el mejor de los escenógrafos.»

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  1. Y eso que no eres poeta.
    Monterrey siendo una ciudad tan grande e industrial tiene bellezas naturales(y artificiales) que describes a la perfección. Muchas personas apreciamos y sentimos algo especial por las cosas pero no sabemos expresarlas, gracias a gente como tu se plasma ese sentir.
    Muy amena tu página, saludos desde Saltillo.

  2. Wooow… me llegaste al corazon ¡Felicidades! Me gusto muchísimo tus líneas. Dios te siga bendiciendo!
    Que tengas muchos años más de vida, y sigas disfrutando de las bendiciones del Señor.

    saludos

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